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Los retos de nuestro sector bancario

El presente curso seguramente será uno de los más complejos a los que se enfrente nuestro sector bancario en toda su historia. Después de la tormenta perfecta, nuestras entidades financieras afrontan un ejercicio difícil en un escenario de estancamiento económico caracterizado por una gran incertidumbre en los mercados financieros internacionales. Dejando al margen la imperiosa necesidad de recapitalizar el sistema en su conjunto (principal prioridad para Bancos y Cajas en nuestro país y dentro del marco que establece Basilea III), en opinión de este analista existen cuatro retos principales a los que se enfrenta el sector en corto-medio plazo: descenso de la actividad bancaria; estrechamiento de los márgenes de intermediación; incremento sostenido de la morosidad; y encarecimiento del crédito exterior.

En primer lugar, nuestro sector bancario se ha visto gravemente afectado por la burbuja crediticia y es uno los que tendrá que hacer un mayor esfuerzo para ajustar su capacidad productiva al nuevo escenario, básicamente caracterizado por un fuerte descenso en la actividad bancaria. En 2009 el sector registró una importante contracción en el número de créditos concedidos a familias y empresas. En 2010 cabe esperar que la tendencia continúe con lo que el sector va a tener que ajustar de forma drástica su capacidad, ajuste que algunos analistas sitúan alrededor del 30%. Esta reducción de la estructura, principalmente en la red de oficinas, comportará ajustes de plantilla en un sector caracterizado por fuertes rigideces laborales y una elevada presencia sindical, lo que podría dificultar aún más el necesario ajuste.

En segundo lugar, y muy ligado a la coyuntura de la zona Euro, las proyecciones de próximas bajadas en los tipos de interés impactarán de forma negativa sobre los márgenes en tanto en cuanto el tipo de interés tiene un impacto en los activos bancarios. Esta presión en los márgenes se trasladara a las cuentas de resultados de las instituciones financieras que previsiblemente experimenten fuertes caídas en los ingresos para con el presente ejercicio. En tercer lugar, y nuevamente relacionado con el complejo cuadro económico de nuestra economía, está el crecimiento sostenido de la morosidad, que para la mayoría de entidades ya supera el 5%, con caídas igualmente importantes en los ratios de cobertura que han pasado del 220% para 2007 al 58% en 2009 y las tensiones que este hecho tiene sobre los balances de Bancos y Cajas. En este sentido, resulta especialmente preocupante la elevadísima tasa de paro de nuestra economía y todas las derivadas que de ella se derivan, incluido el negativo impacto sobre la tasa de morosidad.

Finalmente, y por si todo lo anterior no fuese suficiente, las nefastas políticas de elevado déficit público para afrontar la crisis han debilitado enormemente las finanzas públicas hasta el punto de repuntar el llamado “riesgo país” con el consiguiente encarecimiento de nuestro endeudamiento exterior lo que también se ha traducido en un impacto negativo sobre Bancos y Cajas. Este hecho ha propiciado la llamada “guerra del pasivo” por la que las entidades financieras se han lanzado a la carrera para captar el mayor volumen de ahorro privado posible mediante atractivas ofertas de depósitos en un proceso similar a lo que sería una “guerra de precios”.

En suma, la banca afronta importantes retos de reestructuración en un escenario recesivo y de fuerte incertidumbre en los mercados. Hoy por hoy, el escenario más probable para la economía española es la famosa “L”: esto es un escenario prolongado de poco o nulo crecimiento resultado de los excesos del pasado primero, y de las nefastas políticas de abultado déficit que han seguido después. Resulta apremiante que nuestros Bancos y Cajas puedan afrontar estos retos con solvencia para que vuelvan a cumplir con su función económica de canalizar el crédito hacia familias y empresas, y para eso resulta igualmente apremiante que el Gobierno se ponga firme con sus deberes en materia económica afrontando las liberalizaciones y reformas estructurales que necesita el país y devolviendo el equilibrio a las finanzas públicas.

Luis Torras

13 de octubre de 2010

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