Durante el pasado verano he oído cantar varia veces a Shakira aquello de: “… y pobre de Dios que no sale en revistas, no es modelo ni artista...” y cada vez que la oigo -y disculpad el atrevimiento-, me vienen a la mente las novelas de Ayn Rand.
Hace muy poco que tuve la satisfacción intelectual de conocer la existencia de la escuela austríaca (una es joven e inexperta y va entrando en la vida poco a poco.) De momento, de entre los pensadores la que me ha impresionado es Rand y sus tesis acerca de la moral “capitalista” y las sociedades amenazadas por una moral equivocada. Rand nos dice que el sistema de mercado es el único que garantiza los derechos básicos de los humanos (vida, libertad y propiedad) y permite al individuo auto-realizarse, pero añade, y este añadido es lo interesante, que ello sólo será posible en el contexto de una moral “adecuada”; dicho al revés, que sin la moral “adecuada” el sistema de mercado no es estable, ni se acaban garantizando los derechos básicos, ni la felicidad.
Rand contrapone dos tipos de moral, con consecuencias contrarias: el “altruismo colectivo” y el “egoísmo virtuoso”. Define el “altruismo colectivo” como la moral “de moda” en Estados Unidos en su tiempo (mitad s. XX), que conduce a pensar que el bienestar reside “fuera”, en la aprobación de los demás y/o con la realización del “bien” al prójimo (participando en caravanas “solidarias” convenientemente anunciadas o siendo “artista”). Rand avisa que el “altruismo colectivo“ lleva a la infelicidad ya que el individuo no dirige sus esfuerzos a ejecutar su verdadera vocación, y también conduce al socialismo ya que en el contexto altruista se considerará moral un Estado que tiende a crecer y extenderse indefinidamente para imponer lo que la mayoría considera el “bien”. En el otro extremo sitúa el “egoísmo virtuoso”: la moral que eleva la ambición personal, el esfuerzo, el afán de superación y la lucha por el pensamiento individual; y que procura la felicidad, es la base del sistema de mercado y garantiza los derechos básicos. Entiendo que las reflexiones Rand siguen vigentes y dado el auge de la “auto-realización”, deberían ser previas a los argumentos más técnicos en las discusiones sobre la economía de mercado. Estoy convencida de que difícilmente la escuela liberal podrá servir a la sociedad a través de sus recetas económico financieras sin poner énfasis en los temas morales. Los humanos nos movemos por sentimientos, y si no pregunten a los expertos en marketing que nos intentan vender lavaplatos sugiriendo que tienen cualidades románticas.
Mariona Puig
30 de septiembre de 2010
Felicitats per l'article!!! LT