A las puertas de recuperar nuestras libertades, en 1976, el Partido Socialista celebró su primer congreso tolerado en España tras la guerra civil. Escogieron un lema llamativo: “Socialismo es libertad”.
No dejaba de tener mucha verdad una afirmación como aquélla. En un país sin libertad política, las fuerzas democráticas eran garantía de libertad. No había otro valor más importante que reivindicar ni que garantizar en el ejercicio de gobierno.
Sin embargo, era también una afirmación un tanto tramposa. Si bien el socialismo hacía en ese momento del valor de la libertad su principal bandera, su trasfondo ideológico giraba alrededor de otros ejes.
Cuando el socialismo alcanzó el gobierno hizo avanzar la libertad en terrenos como el moral y el de las oportunidades, pero sometió a la sociedad a un acoso paternalista a bases de impuestos, normas y dependencias. Ciudadanía y estatismo fueron de la mano, mientras que la dignidad de la responsabilidad quedó relegada.
Ha llegado ahora el momento de los conservadores y yo me pregunto si van a ser ellos quienes vuelvan a situar a la libertad en el centro. Si analizamos la Historia lo más fácil sería caer en el desánimo. Aunque sea una expresión un tanto chusca, los conservadores en nuestro país han sido las más de las veces, en palabras de D. Manuel Giménez Fernández, simplemente “conservaduros”.
La preocupación social del conservadurismo no ha sido prioritariamente garantizar la movilidad social sino evitar la revolución y la pérdida de privilegios. Hoy mismo, ante la crisis del Estado del Bienestar, el conservadurismo asustado hace frente común con la socialdemocracia ante la incertidumbre de un cambio de sistema.
Los únicos gobernantes conservadores que ha hecho avanzar la libertad en sus sociedades han sido los que tenían un profundo trasfondo liberal. Estoy pensando en Calvin Coolidge en USA, Winston Churchill en Reino Unido o Antonio Maura en España.
Cuando D. Antonio Maura abandonó el Partido Liberal para ingresar en el Partido Conservador lo justificó diciendo: “Hoy la libertad se ha hecho conservadora”.
No sé hasta qué punto Mariano Rajoy ha vivido en su formación los valores del liberalismo. Tal vez algo le quede de aquel abuelo galleguista y liberal, D. Enrique Rajoy Leloup, el cual dejó escrito: “Quien no tiene libertad para gobernar su propia casa y regir sus propios intereses, sea pueblo, sea persona, o es un esclavo o un incapaz que precisa tutela, como los menores, los idiotas o los locos”.
Aún así, y parafraseando a Maura, permítanme que muestre mi escepticismo y anhele ver el día cuando en España “la libertad se vuelva liberal”.
Muy buena exposición respecto al concepto de liberalismo, alejada de leyendas, profecías y maldiciones.
Un saludo.