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El Euro y un trágico dilema ¿Lo que empieza mal acaba mal? Por Mario Šilar.

El título de estas líneas se inspira en el de una reciente monografía publicada por el
joven profesor alemán Phlipp Bagus, bajo el título “The Tragedy of the Euro” (Mises
Institute, 2010).

Para los adeptos a la tradición liberal, la existencia del euro constituye un signo
de contradicción dada su dramática ambivalencia. Por una parte parte, el euro es
una especie de unidad monetaria trasnacional a mitad de camino de una completa
desnacionalización de la moneda; similar a la propuesta por Hayek en 1976[1]
como posible medio para combatir los ciclos recurrentes de auge y crisis económica
ocasionados en gran medida por las políticas monetarias nacionales. En esta línea de
argumentación, la devaluación monetaria interna es considerada una falsa y nociva
solución frente a eventuales crisis económicas globales, ante lo cuál dicha posibilidad es
totalmente vetada mediante la adopción de una moneda común.

No obstante, vistas las cosas desde la perspectiva mengeriana –en la que la moneda es
una institución social que en gran medida obedece a un proceso de orden espontáneo[2]
–, las cosas resultan ser bastante diferentes[3]. En efecto, se puede comprender
que cualquier pretensión de “instituir” una moneda internacional mediante la
instrumentalización de simple dinero fiduciario (papel moneda o fiat money) está, en
gran medida, condenado al fracaso. Porque sería un ejercicio arbitrario en un campo
que necesita de un proceso social progresivo, no controlable por vías tecnocráticas. Y
esto, aunque la unidad monetaria en cuestión posea un carácter transnacional o, incluso,
global. Ludwig von Mises, al estudiar la institución de la moneda y el crédito, da buena
cuenta de sus particulares características –que es la institución social por excelencia, en
cuanto a la cooperación y coordinación intersubjetiva se refiere–, y por ello entiende
que cuanto más arbitrario y coercitivo sea el proceso de implementación de la
moneda fiduciaria más rápida será su decadencia y fracaso[4]. En este sentido, es
indudable que el euro ha impedido la aplicación de las típica salida en falso que es la
devaluación inflacionaria. Sin embargo, las políticas monetarias para sostener al
euro como moneda común empiezan a ser percibidas como una mera aplicación
macro e interestatal de lo que antes se hacía ad intra de los Estados nación. Cada
vez son más las voces que advierten que lo que se está produciendo es un simple
proceso de transferencia y redistribución de riqueza desde los estados con economías
más sólidas hacia aquellos que poseen mayor deuda pública. Lo malo es que se trata
de un juego bastante envenenado pues en gran medida los tenedores de la deuda de
los países en crisis son aquellos que se ofrecen para “rescatar” a estos.

En buena lógica de public choice (Buchanan) cabe suponer que se trata de un
escenario en el cual las autoridades que deciden rescatar lo hacen en tanto que el
beneficio que supone sostener la moneda común sea mayor al costo de transición
que supondría la salida del euro. Y todo esto ha sucedido en un lapso de existencia
del euro que es menor, por mencionar un ejemplo, al del Reich Mark alemán del III
Reich.

[1] Friedrich A. Hayek, Denationalisation of Money (London: The Institute of
Economic Affairs, 1976).

[2] Para una descripción de la noción de orden espontáneo, véase Norman P.
Barry, “The Tradition of Spontaneous Order: A Bibliographical Essay,” Literature
Liberty: A Review of Contemporary Liberal Thought V, no. 2 (1982).

[3] Carl Menger, On the Origins of Money (Auburn, Alabama: Ludwig von Mises
Institute, 2009).

[4] Ludwig von Mises, The Theory of Money and Credit (Indianapolis: Liberty Fund,
1981).

Por Mario Šilar.

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