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¿Cuánto cuesta la televisión pública? Más que la congelación de las pensiones por Albert Esplugas

Juan Rubio Ramírez, en Nada es gratis, nos dice cuánto cuesta ver películas comerciales y deporte en la televisión pública:
Tenemos que pagar medio punto de IVA para poder ver programas que podríamos ver tranquilamente en cualquier televisión privada. Para ponerlo en contexto, el coste de la televisión pública es alrededor del 75 % de los se recaudaría con el famoso impuesto a los ricos (subir el marginal del 43 % al 55 %) y algo más de lo que nos ahorramos al congelar las pensiones (y con esto no quiero decir que no esté de acuerdo en que se deban congelar las pensiones).
Y claro, ni el gobierno ni la oposición, ni los gobiernos autonómicos (las televisiones autonómicas pierden 2/3 del total) ha propuesto deshacerse de las televisiones públicas, porque como exponía muy bien Jesús “Los políticos (unos y otros, que en esto no hay diferencia) quieren una televisión (pública) con audiencia porque esto tira de la audiencia de los informativos, que pueden manipular en su favor”.
En medio de una crisis que demanda ingentes reducciones de gasto, ¿no es el mejor momento para privatizar o cerrar este engendro?
¿Por qué hay tan poca gente que lo reclama? Según Jesús Fernández-Villaverde, la razón es que los votantes son irresponsables (¿Caplan dixit ?)
Mi modelo es que el votante mediano está encantado de que se imponga a otro (las telecos y las privadas) para que no tener que sufrir anuncios. Es decir, podemos entrar a discutir si es una buena idea o no imponer a las telecos, pero una vez que lo hacemos, la cuestión es si utilizamos el dinero para cerrar el déficit (o construir colegios u hospitales) o ver cine gratis. Y el votante mediano parece preferir el cine gratis.
En mi opinión, esto demuestra un problema mucho más profundo de las democracias modernas que el que haya políticos corruptos o ineficientes. El problema es que el sistema tiene un sesgo tremendo hacia la irresponsabilidad fiscal porque el votante mediano es irresponsable (o quizás piensa, erróneamente desde mi perspectiva, que nuestros problemas fiscales los terminarán pagando otros). Pero yo lo tengo muy claro: que en un país como España con un 11.2% de déficit público estemos utilizando los impuestos para poder ver “Serpientes en el avión” sin anuncios clama al cielo. Lo peor: a nadie parece importarle.
En el marco del debate sobre la necesidad de una televisión pública de servicio público, no puedo dejar de citar a Gonzalo Martín, experto en la industria audiovisual, con cuyo planteamiento concuerdo completamente:
Si el ciudadano es la prioridad, la pregunta es si es necesario que RTVE tenga seis canales y no pueda fomentarse la competencia más aún, griten lo que griten los privados. O si es necesario que compitan por el liderazgo de audiencia con productos intelectualmente clónicos de los del entretenimiento privado. Y, si olvidamos los clones o la superabundancia de frecuencias, qué coste es asumible para hacerlo. Un miembro del público me decía en los microdebates a cuchicheos de los asistentes: “pero los ejecutivos piensan que para ser pública, tienen que tener público”, a lo que servidor, como creo que se sabe, contesté que el drama está servido: si te ven, eres igual que el privado, ¿luego para qué estás?; si no te ven, ¿por qué cuestas tanto? (...)
El estado no tiene periódicos y nadie concibe que los tenga alegando las mismas motivaciones por las que tiene televisión y radios: minorías, derecho a la información, creación independiente. Es hora de liberar esos recursos para que la sociedad los administre por sí misma y sin la intervención (puerta de acceso) de los intereses de la administración pública y sus ocupantes en cada momento.
Recomiendo dos entradas relacionadas de Gonzalo:
• De RTVE a la BBC, el conflicto sobre el rol público en la televisión no cesa
• El conflicto entre impuestos y gasto deja fuera del debate a las televsiones públicas
Por último, Jorge Galindo también trata el tema, pero defendiendo una "reconversión" de RTVE en lugar de su privatización o desmantelamiento. No comprendo este empeño en querer mantener a RTVE a toda costa. Galindo ni siquiera se molesta en contraponer los méritos de la reforma a los de la privatización o liquidación, dando por supuesto que RTVE debe continuar existiendo. Propone una RTVE con una programación tan distinta que no competiría con las privadas. Pero si no compite significa que no interesa a nadie, en cuyo caso tampoco tiene razón de ser. Lo cierto es que mientras sea una cadena subsidiada y deficitaria, los recursos están siendo despilfarrados, la gente prefiere otros productos o servicios. Si fuera rentable (esto es, si la gente estuviera dispuesta a pagar por ello), las cadenas privadas lo proveerían (o habría incentivos para que lo hicieran). No tiene vuelta de hoja.

Albert Esplugas: http://www.albertesplugas.com/blog/2010/06/la-televisi%C3%B3n-p%C3%BAblica-cuesta-m%C3%A1s-que-la-congelaci%C3%B3n-de-las-pensiones.html#more

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